Para dos argentinos oriundos de Bs.As. el Trópico de Cochabamba era todo un misterio. Al llegar nos encontramos con una región verde, exuberante, húmeda, calurosa, bulliciosa. “Una región donde la tierra es generosa; lo que plantas crece”, nos dijo una potosina que conoce la diferencia con las tierras del altiplano.
Mejor dicho, toda la naturaleza es generosa. Porque así como a los costados de la ruta se encuentran las plantas de palmitos o plátanos, en el bosque casi selvático viven los animales silvestres y en los ríos caudalosos abundan los peces. Incluso, las piscinas artificiales desde hace algunos años dan muy buenos resultados en la cría de peces que se adaptaron a las condiciones climáticas de esta región.
En esta región conocida por las plantaciones de coca y por las actividades de aventura al aire libre, todo es comible.
Plato principal: el pescado
En una región atravesada por ríos que alimentan a la cuenca Amazónica es de esperar que el plato típico tenga como protagonista al pescado. No los habían advertido antes de viajar. Advertido porque no nos gusta el pescado y sabían con lo que nos íbamos a encontrar. Así que apenas llegamos a Villa Tunari, comunicamos a nuestros anfitriones los gustos alimenticios.
Intentaron tentarnos con el “Pique de surubí”. Después de varios meses en Bolivia habíamos probado en distintos lugares el Pique Macho, ese plato de carne vacuna y salchicha rehogada con cebolla, locoto y tomate. Típico en Bolivia, desconocido para los paladares argentinos.
Camila Fuster y Mariano Bourguet
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(Nota completa en edición impresa de Revista Jallalla)
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